El lenguaje visual de Ryan Travis Christian es inconfundible: sus composiciones están formadas por densas capas de grafito, revelando con un obsesivo trazo de lápiz fantasías gráficas de alto contraste, patrones geométricos hipnotizantes, personajes reconocibles de la cultura pop que se mueven como a cámara lenta en paisajes brumosos, surrealistas. Se inspira en las caricaturas y sátiras políticas antiguas, en la animación tradicional de los años 30 dibujada a mano (especialmente los personajes de Ub Iwerks), en la figuración de Chicago de la segunda mitad de los 60 (los creadores del grupo Hairy Who), la cultura popular de los años 80, los videojuegos, los anuncios.
Con BANG BANG PLAY entramos en un mundo en blanco y negro de dibujos no animados pero llenos de movimiento que cuentan historias extrañas, violentas, espeluznantes, sexuales; alegorías existencialistas, en ocasiones desoladoras, llenas de magnetismo, iconos de apariencia alegre pero trasfondo amenazante, seductores y banales al mismo tiempo. Christian aborda con un toque de humor negro temas como el miedo, la duda, la esperanza, la depresión, la muerte, las drogas, el alcohol, la automedicación, la naturaleza, la economía, la política, el sexo, el género o la clase.