El conjunto de obras que da título a la exposición forma parte de una única composición estructurada en siete ámbitos que responden a las inquietudes que han marcado su trabajo de las últimas décadas en su búsqueda de lo eterno en lo contemporáneo. Como arqueólogo de la consciencia, Clemente trata de aunar términos que para él pertenecen a una misma realidad compleja y universal: tradición e imaginación, antigüedad y modernidad, oriente y occidente, espiritualidad y sensualidad, pasado y presente, memoria individual y colectiva.
Esta diversidad se corresponde con su experimentación técnica, que a menudo le sitúa en el límite de las prácticas artísticas tradicionales, y tiene su reflejo en los diferentes materiales, medios y soportes que emplea: óleo, pastel, acuarela, fresco, témpera sobre papel o tela, escultura, ediciones impresas. Al elegir un rollo de papel de gran formato para dejar la huella de la pincelada y de su propio movimiento sobre el soporte pone de relieve el proceso creativo, dando sensación de continuidad y dinamismo, así como el espacio en el que se genera y el sugerido dentro de ella. Los colores vibrantes y luminosos para los que tiene un especial instinto parecen reverberar en la superficie del papel con una textura casi acuosa que remite al origen de la vida.
Su formación humanista en lenguas y literatura clásica, así como en arquitectura, junto con sus inquietudes intelectuales, le han llevado a colaborar en numerosas ocasiones con escritores ilustrando libros o textos de Allen Ginsberg, Robert Creeley, John Wieners o René Ricard. Por otra parte, ha trabajado de manera conjunta con artistas contemporáneos de la talla de Andy Warhol y Jean - Michel Basquiat, proyectos que conviven con obras creadas junto a artesanos indios a los que se acerca durante sus constantes visitas a Madrás.