Generaciones anteriores de pintores abstractos, describieron sus composiciones de rectángulos coloreados como representaciones del balance universal y armónico, Mondrian o Malevich, o como evocaciones de lo Supremo más allá del entendimiento humano, Newman o Rothko.
Halley sugirió otra manera de interpretar la abstracción geométrica: como un análogo de las estructuras subyacentes dentro de una sociedad tecnológica.
En sus ensayos, expone su caso como una abstracción recontextualizada, representando no un escape hacia el misticismo sino una crítica social y estética.