Presentamos una exposición del artista norteamericano Alex Katz (Brooklyn, 1927), quien con sus icónicos retratos y paisajes ha condensado la esencia de su contemporaneidad, de la sociedad y la cultura a las que pertenece, consiguiendo definir ese estilo figurativo “totalmente americano” con el que trataba de desmarcarse de la estética dominante a mediados del pasado siglo al conciliar la abstracción con el realismo de posguerra. El conjunto de pinturas seleccionado para la ocasión ofrece magníficos ejemplos de ese estilo depurado e inconfundible, con predominio de los grandes formatos y dos constantes como son la presencia femenina y los espacios naturales de Maine.
En palabras de la comisaria de Katz en el Colby College Museum of Art en Waterville (Maine), Kiko Aebi: “A lo largo de sus más de siete décadas de carrera, ha trazado un camino singular, produciendo algunas de las imágenes más icónicas de nuestro tiempo. Tanto en sus retratos de amigos y familiares como en sus representaciones del paisaje de Maine, su obra nos sintoniza con las formas en que vemos e interactuamos con el mundo que nos rodea. Además, sus contribuciones al teatro y la danza y los numerosos proyectos realizados en colaboración con poetas han ampliado la noción de colaboración artística. Pocos artistas han marcado de forma tan indeleble el curso del arte en los siglos XX y XXI".
Tras su etapa de formación, ya en la década de los cincuenta Alex Katz sintió predilección por el retrato, buscando actualizar el género clásico pero huyendo de un enfoque psicológico. La aparición de nuevos medios de comunicación que permitieron difundir la imagen a un público cada vez más amplio supuso para él un terreno en el que medirse, por lo que apostó por las composiciones a gran escala, dimensiones que también querían competir con las pinturas del Expresionismo Abstracto en las que se enfatizaba la bidimensionalidad de la superficie del lienzo. Por entonces el Arte Pop ya presentaba escenas de la vida cotidiana con una paleta cromática vibrante, generando iconos mediante la repetición y la fragmentación del motivo.
De esa etapa parte su inspiración en su entorno más cercano, siendo su mujer Ada su principal musa, y a partir de entonces se focalizó en la figura femenina como protagonista de sus cuadros más reconocibles. En su incansable búsqueda de la belleza en lo que le rodea, los rostros de mujeres de su círculo familiar y de amistades han estado siempre presentes, como podemos observar en los retratos de Ada with White Hat and Sunglasses (2007) y su nuera Vivien (2009); así como los de algunas de sus modelos habituales: Katherine and Elizabeth (2012), en un doble retrato de tono veraniego, y Ariel (2011), en la que el rostro de grandes proporciones y en primer plano se recorta sobre un atrevido fondo amarillo, tan característico de algunas de sus obras de esa década pero ya empleado en los ochenta.
A finales de la década de los cuarenta Katz estudió en la Skowhegan School en la zona costera de Maine, donde comenzó a interesarse por el paisaje tras experimentar con la pintura al aire libre, aunque no fue hasta mediados de los ochenta cuando se aproximó de una forma más gestual y abstracta a estas composiciones sobre el entorno rural donde pasa el periodo estival. Un desarrollo más instintivo que descriptivo remite a la espontaneidad de la ejecución, aunque sigue un meticuloso proceso preparatorio. En algunas de estas obras, la propia luz se convierte en el tema definitorio, le fascina la fugacidad de los reflejos en distintos momentos del día y su capacidad para traducir esa percepción tan rápida en una imagen perdurable.
A lo largo de su dilatada carrera, la obra de Alex Katz ha formado parte de un gran número de muestras individuales además de haber sido incluida en exposiciones de grupo, integrando destacadas colecciones tanto públicas como privadas de medio mundo. Recientemente ha sido reconocido con la Medalla Nacional de las Artes “por conjurar un retrato perdurable de América”. Acaba de clausurar Seasons en el MoMA de Nueva York, con cuatro monumentales paisajes en distintos momentos del año, y Claire, Glass and Water en la Fondazione Giorgio Cini de Venecia. Tiene en curso Portraits and Landscapes en el Museo Brandhorst de Munich y Theater and Dance en el Baker Museum de Florida.