Desde sus comienzos, Katz se interesó por el retrato clásico y su revisión contemporánea. Fue a principios de la década de 1960 cuando, influido por los nuevos medios de comunicación de masas (fotografía, cine, televisión, publicidad, cómic), empezó a pintar sus composiciones figurativas a gran escala. Frente al predominio del Expresionismo Abstracto, del que adoptó las grandes dimensiones y la composición all over que enfatizaba la superficie plana del cuadro, optó por crear un estilo figurativo que definió como “totalmente americano”. Con el Pop Art comparte aspectos como el uso de colores planos y brillantes, la preferencia por las escenas cotidianas o la transformación icónica de la imagen a través de la repetición y fragmentación de los motivos, pero frente al grafismo Katz optó por explorar la modulación lumínica.
Desde que pintara a su mujer Ada a finales de los cincuenta, la presencia femenina ha sido una constante en sus retratos, no sólo los de estudio sino también los ambientados al aire libre, y una buena muestra de ello son las obras que ahora mostramos en Madrid. Otro elemento recurrente en las pinturas de Katz es la incidencia de la luz sobre las superficies, con especial atención a los reflejos en el agua en el caso de los paisajes rurales. Su búsqueda de la belleza en lo que le rodea le ha llevado a centrarse en su entorno más inmediato: familiares y amigos de su círculo más cercano a los que capta tanto en el ambiente urbano del Soho neoyorquino como en la zona costera de Maine, tratando de representar el momento presente, aquí y ahora.
Aclamado como pintor de la vida moderna por sus icónicos retratos e impresionistas imágenes de paisajes, ha inspirado a diversas generaciones de artistas. A lo largo de su amplia carrera, la obra de Katz ha sido objeto de numerosas exposiciones tanto individuales como colectivas y está presente en las más importantes colecciones públicas y privadas de América, Europa y Asia. El Museo Guggenheim de Nueva York le acaba de dedicar la retrospectiva Gathering, abarcando las ocho últimas décadas de su producción, previamente sus pinturas se han podido ver el Museo Thyssen - Bornemisza de Madrid y actualmente el Espace Louis Vuitton Seoul le rinde tributo. Entre sus próximos proyectos se encuentran Cool Painting esta primavera en el Museo Albertina de Viena y una muestra en Países Bajos el próximo verano.